domingo, 12 de abril de 2009
EL HORARIO DE “DIOSITO”
Recibí una llamada telefónica de una comunidad del Estado de Veracruz en la que, algunos amigos, me pedían los acompañara un domingo para escuchar sus inquietudes y hacerme propuestas.
-¿A que hora?, les dije.
- A las once, respondieron.
-Bueno, estaré ahí a las 10 para instalar mi equipo, pero también para revisar la iluminación para que se vea bien la presentación que proyectaré.
Y así quedamos: El domingo salimos muy temprano en la mañana pensando en llegar a verificar que las instalaciones fueran las adecuadas.
Al llegar, el salón estaba cerrado, por lo que decidimos ir a buscar en donde tomarnos algo.
Amablemente en una casa nos ofrecieron unos ricos huevos con frijoles, con unas tortillitas hechas a mano, y pan de dulce con nuestro café, que tomamos con rapidez para estar a las 10 en el salón.
A esa hora, puntuales, nos presentamos en el sitio previsto y, para mi sorpresa, la gente ya había llegado, pero no así los organizadores, lo cual me incomodó, pues no podíamos apreciar si las condiciones del punto de reunión eran adecuadas para nuestro evento. Pero, ¿Qué podíamos hacer?
Lo único que se nos ocurrió fue sentarnos en las bancas del parque central y esperar, platicando con los lugareños, con la preocupación de que habían llegado y no tendríamos listo el equipo a tiempo.
A las diez y media arribaron los anfitriones. No me atreví a manifestarles mi incomodidad con la impuntualidad. Al fin y al cabo ellos nos habían invitado y era una distinción para nosotros que nos consideraran para estar ahí.
Entonces pusimos manos a la obra con toda velocidad para oscurecer el salón, poner la pantalla, acomodar el proyector y tener lista la mesa de registro.
Les pregunté a los invitados si todos eran tan puntuales como esta vez, pues llegaron una hora antes de la cita, a lo que me respondieron…
-¡Nos citaron a las 11 de la mañana y ya van a dar las 12!
-No, apenas van a dar las 11, les dije…
-Ay, Perdomo, eso es en tu horario. Nosotros tenemos el horario de “Diosito”.
A pesar de que estábamos en verano, en el pueblo los habitantes seguían- y tal vez siguen- usando el horario de invierno que, para ellos, es el único horario.
Pero no hay que remontarse a esas comunidades para encontrar personas que no sólo no creen, sino dudan de los beneficios que el gobierno ha manifestado tiene el cambio de horario. Aseguran que no hay ahorros; que afecta a la salud, que no sirve,… no se notan los ahorros en nuestros recibos de la CFE.
La idea de establecer un Horario de Verano fue planteada desde el siglo XVIII por Benjamín Franklin, quien propuso adelantar los relojes una hora para aprovechar mejor la luz natural y consumir menos velas durante la noche.
Durante la Primera Guerra Mundial, los países en conflicto recurrieron al Horario de Verano u Horario de Guerra, con el fin de ahorrar energéticos. La medida fue tan eficiente que algunos países decidieron conservarla.
El horario de verano se aplica actualmente en 90 países, según la Comisión Nacional para el uso eficiente de la energía (CONUEE), siendo que en México se estableció a partir de 1996 y por decreto presidencial se debe aplicar a partir del primer domingo de abril hasta el último domingo de octubre.
Según las autoridades “el objetivo del Horario de Verano es hacer uso racional de la luz solar durante los meses de mayor insolación, para obtener una reducción en el consumo de energía para iluminación, equivalente a una hora de luz artificial por las noches, y tiene su mayor impacto en el sector doméstico.
Este horario “…contribuye a disminuir el consumo de energía eléctrica en un promedio de 1,100 millones de kilowatts-hora anuales. La reducción en el consumo de energía eléctrica que se ha acumulado durante los primeros trece años de aplicación del Horario de Verano (1996- 2008) equivale a la electricidad consumida por los 27.2 millones de hogares del país durante más de diecisiete semanas. Gracias a la reducción de la demanda de energía eléctrica durante las horas pico, se difieren inversiones por más de 9,350 millones de pesos. En esto se traduce el beneficio para la economía del país.
Esto, a la vez, genera beneficios al sincronizar nuestro horario con los principales socios comerciales y por la disminución, desde 1996, de 20 millones de toneladas de bióxido de Carbono; más de 61 millones de toneladas de óxidos de Nitrógeno y 6 mil toneladas de monóxido de Carbono, entre otros.
La UNAM, por su parte, concluyó que: "El establecimiento del Horario de Verano…no produce efectos perniciosos en la salud…”, y el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía indica que en países con amplia experiencia en el cambio de horario de verano no se han encontrado alteraciones orgánicas significativas y, por el contrario, sí se armoniza el funcionamiento del organismo al aprovechar al máximo posible los tiempos de luz solar diaria.
Mientras son peras o son manzanas, este domingo 5 de abril iniciará el Horario de Verano que concluirá el 25 de Octubre; Aunque para muchos, no sea el horario que “Diosito” quiere.
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