EL FINANCIAMIENTO AGROPECUARIO EN MEXICO

Con la participación de todo tipo de organizaciones nacionales y locales, de campesinos e industriales del sector agropecuario, como: Café, Azúcar, Maíz, Cebada, Agave,…e intermediarios financieros rurales, se llevó a cabo el Tercer Foro de Financiamiento para el Desarrollo Agropecuario que realiza el Senado de la República.

Ahí, el senador Dante Delgado, Presidente de la Comisión Especial para determinar las causas del bajo financiamiento para el Desarrollo, expresó que, si en general el financiamiento para el desarrollo es una sentida preocupación del senado, en particular el financiamiento para el desarrollo agropecuario y su agroindustria significa una preocupación especial.

Esto, dijo, se debe a las siguientes razones fundamentales:

1. En el medio rural y las actividades productivas de la Agricultura, Ganadería, Silvicultura, Pesca y su Agroindustria viven más de 24 millones de mexicanos que en los últimos 10 años han sido marginados de los subsidios y del acceso a créditos.

2. De 1998 a 2005 el sector agropecuario de Estados Unidos de Norteamérica, nuestro principal socio comercial, creció en subsidios un 51% al llegar a 133,000 millones de dólares y, en México, crecimos un 24%, pero sólo llegamos a 7,300 millones de dólares; Es decir, Estados Unidos otorga 18.2 veces más subsidios que México.

3. El crédito otorgado, en general, por la banca de desarrollo y comercial cayó del 61.6% del PIB en 1994, a sólo el 20.3% en el 2007.
Pero, para la Agricultura pasó del 2.19% al 0.14%, y en la ganadería fue de 1.31% a 0.13%.

Todo lo anterior, dijo el Senador Dante Delgado, en un ambiente internacional en el que los alimentos se vuelven, no solo escasos y, por ende caros, si no estratégicos.

Por su parte, el Senador Heladio Ramírez, Presidente de la comisión de Desarrollo Rural, señaló que desde hace “25 años se abandonaron los procesos productivos del campo y, los campesinos, se ven en la necesidad de vender o rentar sus tierras, antes que morir en la pobreza”.

Las organizaciones dan cuenta de que la Banca no ve rentable al campo de tal manera que el financiamiento de la Banca comercial ha caído a la mitad, la Banca de Desarrollo a una cuarta parte y los proveedores son los que financian, sin querer, al campo.

Pero, especialmente, el campo ha caído, en 2007, casi a una octava parte de financiamiento, contra lo que se otorgaba en 1998.

La reflexión de los asistentes es que faltan Políticas Públicas para nuestro campo y, en especial, señalan que “sin financiamiento no puede haber producción, y sin un financiamiento acorde a las prioridades del país, no puede haber un crecimiento para el desarrollo social, económico, tecnología, competitividad y calidad de vida, que tiene manifestación en el progreso y bienestar”.

Campesinos, en la voz de Cruz López de la CNC, lamentaron que la Banca de Desarrollo se ha vuelto una “banca sin riesgo” y sólo presta a quien tiene las garantías para respaldar el pago.

Por su parte, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), a través de su Presidente, Jaime Yesaki, señaló que el campo reacciona mas lentamente que otros sectores, por lo que requieren créditos oportunos que permitan abatir el rezago tecnológico.

Pero también indicó de la desventaja que existe en el pago de insumos contra nuestros socios comerciales; la baja escala de producción por el tamaño de la tierra (60% de la tierra está dividida en 2 Hectáreas); y la falta de generación de Valor, para hacer rentable al campo.

Y señalaron que “las instituciones públicas de fomento en su conjunto, no han cumplido plenamente los objetivos institucionales que les determinan sus respectivas leyes orgánicas”, según la Auditoria Superior de la Federación.

Por ello, los asistentes se manifestaron en favor de:
a) Elevar el Financiamiento al Sector Agropecuario;
b) Intermediarios financieros con tasas atractivas;
c) Evitar el Éxodo del Campo, generando empleos en las zonas rurales;
d) Consolidar las Fondos dedicados al campo y,
e) La creación de un Sistema de Financiamiento Rural.

Y pidieron al Senado exigirle al Ejecutivo Federal que sus propuestas no sólo sean escuchadas, sino que se realicen.