domingo, 27 de septiembre de 2009

PROYECTO ECONOMICO 2010 (II)


Se me acercó, mientras tomaba un café veracruzano, y fue directo:
-Oiga ¿Y que ha pasado con lo de los impuestos? No sé si ya van a entrar…
-No, aún no – le dije. Lo que sucede es que eso toma un tiempo y unos pasos a seguir.

Se quedó con cara de “¿Juat?”.

-Me explico: De lo que se habla es la propuesta del Presidente, y requiere que los Diputados la aprueben, la rechacen o, lo que pienso que va a suceder: la modifiquen.

Y continué:
- Eso tiene sus fechas: el 20 de Octubre lo deberá de votar (a favor o en contra o modificado) la Cámara de Diputados. La fecha límite para que se vote en el Senado es el 31 de Octubre y, depende lo que pase, los diputados se la regresan al Presidente o se vuelve a votar, para ya hacerse efectivo lo que se resuelva, a partir del 2010.
-¡Pero eso nos va a afectar mucho! ¡Nos quieren cobrar un impuesto a los pobres para devolvérnoslo! ¡Ellos se quedan con casi todo y no nos devuelven casi nada!
- Si, así parece. Como con Fox. Pero la eficiencia del gobierno en hacer llegar el dinero a los pobres, según cada programa, va desde el 20% hasta el 40%, o sea que unos 60 centavos de cada peso se quedan en el camino…
-Pues eso les va a afectar en las elecciones…
-Si lo creo…

Se fue cabizbajo.

Y es que en el marco de los afanes recaudatorios del gobierno federal, para los que no pretende dar tregua, pero tampoco visos de transparencia, se afirma que en 2010 se espera una reducción de ingresos presupuestarios del orden de los 103 mil 214.9 millones respecto al monto aprobado en 2009. ¡Pero contradictoriamente, al cierre estimado de 2009 los ingresos se estiman superiores en 37 mil 797 millones de pesos! ; Por lo que para el ejercicio fiscal 2010 se propone un déficit de 60 mil 062 millones de pesos, que en conjunto equivalen al 2.5% del PIB.

La propuesta del PEF presupone una disminución del gasto público programable de $218 mil millones, respecto al aprobado en 2009

Sin embargo más allá de los ajustes de secretarias y otros rubros menores, es hoy ya de todos conocidos el explosivo crecimiento que ha tenido la alta burocracia, desde subsecretarías, coordinaciones generales, direcciones generales, direcciones adjuntas, subdirecciones, sobre las que el ejecutivo no da trazas de pretender reducir. Tímidamente la propuesta indica que se reduciría en 5% de estructura de mandos superiores, especialmente de subsecretarios.

Del crecimiento explosivo de la alta burocracia, no escapan PEMEX, que de 2000 a 2006 incrementó su nómina corporativa, la del personal que no produce, en un 50%, significando un mayor gasto promedio anual de cerca de 10 mil millones de pesos, y en igual proceso ingresaron los ahora llamados organismo autónomos a partir de 2006.

En este contexto, sin considerar la inversiones de PEMEX, a pesar de que hablan de una disminución del gasto programable, comparativamente el proyecto de presupuesto 2010 contra el aprobado para 2009 muestra que el gasto de inversión se contrae en 83 mil 613 millones de pesos, un 13.5%. ¡Así es como se pretende crecer!

El PEF resulta totalmente pro-cíclico; es decir el PEF va agudizar el ciclo económico potencialmente recesivo de la economía mexicana: menos producción, menos empleo y potencialmente menos ingresos potenciales.

Las promesas de campaña del PAN y las ofertas ahora de serán sólo eso, promesas; tal como fueron las promesas no cumplidas de Fox. Un Proyecto Presupuestal anti-cíclico, más gasto e inversión pública, tal como se aplica en otros países, aminoraría efectos adversos sobre ingresos fiscales, producción y empleo.

Las cifras citadas, más allá de los simples agregados presupuestales, evidencian claramente como el PEF no ayudará a que el país crezca económicamente y genere más empleo, de acuerdo a su potencial.

La visión corto plazista de la política económica, seguida desde hace más de dos décadas, ha mantenido al país en la pobreza y en la miseria. La economía y la política económica deben verse con un sentido de mediano y largo plazos, para saber que hacemos hoy para lograr un mañana mejor. Los llamados equilibrios corto plazistas son un perverso freno y arranque que cada vez distorsionan más al aparato productivo nacional y cancelan la posibilidad real de cambios estructurales.

El Presupuesto Público es algo más que el simple balance de entradas y salidas. Significa más que el debe y el haber. El Presupuesto es el reflejo de las prioridades políticas asumidas, es el reflejo claro de los compromisos con la ciudadanía, es el principal instrumento que tiene el ejecutivo para cumplirle a la nación, pero su revisión, orientación y aprobación es la principal obligación de toda legislatura.

El impulso del gasto debería descansar en ingresos fiscales provenientes de los estratos de mayores ingresos que eluden impuestos; sobre los las operaciones de capital, pero también como resultado de una mayor eficiencia recaudatoria.

Lo que la iniciativa obvia es que el ISR descansa actualmente en alrededor del 50% en los impuesto de los asalariados que verán elevar las tasas impositivas correspondientes, con lo que se agudizaría aún más la concentración del ingreso, dado que las personas morales –es decir empresas- contribuyen con el 35%.

Lo que tampoco explicita el ejecutivo es que los servicios de telecomunicaciones tendrían que pagar realmente un 6 por ciento adicional de gravamen: El 2% del impuesto contra la pobreza y el 4% que correspondería a las telecomunicaciones.
En el mismo sentido de ambigüedad quedaría el efecto real del gravamen general del 2%, que al no agregarse al IVA vigente daría como resultado un impuesto al consumo sobre el 15% ya en aplicación, lo que produciría, como en el caso de las telecomunicaciones un impuesto sobre otro impuesto.

La próxima ocasión analizaremos lo que esté pasando y otras propuestas.

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