domingo, 15 de noviembre de 2009

¡ESA BOLA DE PE… LEONEROS!



Fue una coincidencia que me encontrara con un viejo amigo viejo de hace muchos años, que también tenía mucho que no saludaba.

Me preguntó de mis actividades más recientes y le comenté de mi paso por el Congreso.

Se me quedó viendo seriamente y me dijo:
-¡A ver si ya pones en orden a esa bola de “pe…leoneros”!

Solté una carcajada, aunque me pareció poco gentil de su parte comenzar una charla de amigos que se reencuentran, además que lo hizo de una forma graciosa. Pero también reflexioné en 3 cosas importantes.

En primera tenemos que ver el papel del Congreso y su relación con la liberación de nuestras frustraciones.

A los mexicanos no nos corre atole por las venas. Somos personas emotivas, de sangre que “hierve”. ¡Nos emocionamos!

Si, creo que hay que guardar composturas, no lo discuto ni refuto. Pero hay que reconocer que no todos nos controlamos cuando estamos emocionados.

Además, estamos muy lejos –y seguro que tampoco será funcional- de que tengamos en el Congreso solamente egresados de maestrías o Doctorados de las mejores escuelas del mundo; Capacitados en el extranjero; conocedores de todo el mundo; y con enorme cultura, abarcando la medicina, educación, el campo, la ingeniería, las relaciones internacionales,… y hasta las leyes y el derecho Constitucional.

De verdad. ¡No es posible! ¡Serían superhombres! Pero, en algunos casos, tampoco es benéfico o realista! Porque:
a)Nadie que desee abarcar tanto va a enfocarse en las cosas más precisas que México requiere;
b)Las leyes no permiten la reelección: ¿De dónde sacaríamos tantas eminencias? Y,
c)Tampoco puede un congreso ser extremadamente distinto a la propia gente que representa. ¡No tendría sentido! Es obvio que los legisladores salen de las mismas “filas” de la sociedad y, si le son extraños a esa gente, simplemente no votan por él o no se sienten representados, cosa que ya nos sucede. ¿O no es así?

Y para muestra, un botón: Si no fuera cierto lo que digo, no existiría “Juanito”.

En segunda porque tenemos formas distintas de ver las cosas.

Si tú has viajado por el mundo y ves que en México todo podría ser como allá, te equivocas. Tenemos culturas distintas. Habrá algunas cosas que sirvan para tomarlas y -como dicen muchos- Tropicalizarlas, para que sean adecuadas a nuestro ambiente.

Porque tal vez has viajado y recorrido a pie muchas grandes ciudades, de México y del Mundo pero, te pregunto: ¿Has viajado y recorrido a pie tu ciudad y sus colonias? ¿Qué tanto conoces la realidad de México?

Aquí es donde entra el papel tan importante de la presencia de todas las ideologías y la representación de las minorías en el Congreso. Es decir, que cada ciudadano pueda sentir que, en el congreso mexicano, existe alguien que defienda sus intereses.

¿Te has puesto a reflexionar que la mayoría de la gente acepte lo contrario a lo que tú piensas y no tengas derecho a manifestarlo en la tribuna del congreso, por supuesto a través de tu representante, aunque sea sólo para dejar constancia y analicen tus argumentos?

Te doy ejemplos. Casos como el Aborto, el control de la Natalidad, la relación de parejas del mismo sexo, la pena de muerte, la eutanasia...

¿No terminarías por rebelarte si no pudieras tener, al menos, un representante que te escuchara en tu postura – a favor o en contra- de estos asuntos?

Si lo piensas así, ¿Qué será de una minoría, abatida, molesta, irritada, en situación de pobreza y sin nada que perder?

Y en tercera, me vino a la mente lo que Germán Dehesa dijo en una charla amena que ofreció en Córdoba y, que yo traduzco así: La sociedad no hemos sabido cumplir con nuestra tarea. Somos igual de peleoneros que los representantes, los gobernantes, y todos los demás.

No podemos decir que la sociedad y los congresistas somos razas distintas.
Hay cosas que podemos o, inclusive, debemos hacer, y las dejamos pasar porque no nos afecta o porque “no hay nada que hacer”.

De modo que, a pesar de todas las críticas que se pueden hacer sobre nuestro congreso y nuestros gobernantes, hay una gran parte de responsabilidad nuestra: ¡Nos hemos dado por vencidos! Y estamos vendiendo nuestras conciencias al poder, o a la desidia, porque así nos conviene.

¡Basta ya! No seamos más parte de esa bola de pe… leoneros.
Siempre hay una oportunidad para ejercer tu VICEP**.


**VICEP: Votar, Informarse, Criticar, Exigir y Participar.

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