jueves, 17 de julio de 2008

DON FERNANDO Y LAURITA





Al querer “agarrar en curva” a Don Fernando García Roel, ex rector del Sistema Tecnológico de Monterrey, una queridísima promotora del campus central de Veracruz -que estaba junto a varios miembros del patronato en Córdoba- él, haciendo una pausa, pues se había dado cuenta de la broma le dijo:
-“… ¡lo que pasa es que usted es una lagartija muy apedreada!”…
¡Y todos soltamos la carcajada, con Doña Carmen, pues sabíamos que el Ingeniero es muy hábil para salir de los embrollos!

Cuando le cuento esto a Laurita, ella ríe y trata de disculpar a su marido, pero con confianza me dice: “Fernando siempre ha sido muy bromista”.

En “RECUERDOS DE UNA ÉPOCA”, escrito y publicado por los García-Molina para celebrar los primeros 50 años del TEC, y que yo recibí en Mayo de 1993 con una nota dedicada con el puño y letra de Laurita, pero firmada a nombre de los dos, la introducción corre a cargo del Ingeniero García Roel.

Así es: Don Fernando, con toda la mano de Laurita Molina de García Roel, su inseparable Dama, compañera, confidente, asesora,… Esposa, relata buena parte de su vida con el TEC.

Como la anécdota que, al inicio de su expansión en el país, un periodista le cuestionó la llegada de manos extrañas- el TEC DE MONTERREY- a tierras Sonorenses y él, con esa chispa extraordinaria le respondió:
- “… es una cucharadita del chocolate que yo tomo diariamente en Monterrey…”
El ex - gobernador, Faustino Félix, presente en la charla, arguyó:
-“¿Cómo? ¡Si usted es de Monterrey!”.
El rector emérito respondió:
-” Por supuesto. Pero mi esposa es Sonorense y sus manos son las extrañas que se meten en la educación superior de Monterrey”.
Don Faustino, sonrió:
-“Entonces está usted perdonado, Ingeniero”.

Y es que pocas parejas, pocos matrimonios, han sostenido una relación de complicidad y coordinación; de cariño y admiración mutuo; de UNIDAD, como Don Fernando y Laurita.

Así: ferlau@aol.com, de Fernando y Laura, es como está etiquetado su correo electrónico, que ella lee y responde.

Laurita Molina, “mujer bronca de Sonora, ya civilizada”, como ella se autodefine de manera espontánea, y con su carismático hablar que la muestra plena de juventud, nació en la ciudad de Fronteras, lugar cercano a Arizona, por cierta casualidad: Su papá y un socio habían adquirido un molino harina en Fronteras.

Pero muy pronto fue a dar a los Estados Unidos y, posteriormente a la ciudad de México.

Laurita estudiaba en una universidad Americana cuando Fer, estudiante de Ingeniería Química en México, nacido en Monterrey, regresaba a vacaciones patrias y se encontraron en el tren que iba de México a Monterrey, de donde ella continuaría su viaje.

Él - que seguramente ya había quedado atrapado con la inteligencia y atrayente conversación, que complementaba con la belleza personal de la joven- le ofreció que le hablaría el 15 de junio próximo…

Y, pasados los meses,… Fernando le habló, quedando así sellado un pacto del que sería el Aniversario “de a de veras”, de toda su vida.

Aquel encuentro resultó, a decir de Laurita, el del hombre al que atrapó en el viaje del tren.

Fernando y Laurita duraron 3 años de novios. Aunque él ya iniciaba su trabajo, allá por 1944, como profesor de Química y Matemáticas en esa “vieja casona” cercana al casino Monterrey, en el centro de la ciudad, donde inició el INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY (ITESM), a ella le faltaban 2 años de universidad.

Fue en 1946 cuando, en los Estados Unidos, de manera “práctica y sencillita, con una docena de amigos de la Universidad, y familiares” incluida la mamá de Laurita, celebraron su matrimonio civil-religioso y una recepción con “Ponche y Pastel”.

Lo más trascendente viene después: 40 años en el Tec de Monterrey; 25 años de Rector…

Y Don Fernando, con su característico humor, decía, “..Pero, no los sumen, que entonces la cuenta no da…”

Sí, 25 años de rector en los que inició la expansión del TEC DE MONTERREY por todo México, con el respaldo de la los Consejeros encabezados, en un principio, por Don Eugenio Garza Sada- asesinado vilmente en 1973, recién llegaba yo a estudiar a Monterrey- y, luego, respaldado por Don Eugenio Garza Lagüera, recientemente fallecido a la edad de 84 años; Pero, no cabe duda- él mismo lo acepta de alguna forma- Laurita jugó un papel importantísimo.



¿Cómo los conocí?
La primera vez que estreché la mano de Don Fernando fue en un festival de la Canción del internado del TEC, en Monterrey. Al entregarme un Diploma me dijo:
-¿De dónde eres, Perdomo?
- De Córdoba, Ingeniero.
- ¿Qué eres de Rodolfo Perdomo Catalayud?, me dijo, cambiando letras del segundo apellido de mi papá.
- Soy su hijo, le dije sonriendo, por esa confusión de letras.
- Yo fui su profesor, me dijo. Me lo saludas.

A partir de ahí, lo encontré seguido asistiendo a los eventos culturales, la Revista Musical, el Concierto ensamble,.. y, al finalizar la función, subía al escenario a felicitarnos… acompañado por una Dama de gran personalidad y emoción: Laurita, su esposa, que disfrutaba enormemente del ambiente estudiantil y artístico.

Recuerdo que en el 3er Festival de la canción, en Monterrey, en 1977, después de interpretar una canción que compuse llamada “¿Qué pasará?”, y que escribí como despedida al TEC, a mi vida de estudiante universitario, Laurita fue especialmente efusiva manifestándome que la canción le había encantado.

¿Quién me diría que 7 años después, en Córdoba – en un “recorrido de despedida”, pues Don Fernando se Jubilaba- Laurita me pediría que le cantara esa misma canción, ahora como su despedida del TEC, con la presencia de los Consejeros y socios activos del campus central de Veracruz? ¡Que ya, entonces, teníamos en Córdoba!



Así es. En 1980 iniciábamos en Córdoba-Fortín-Orizaba y la región, los estudios para el que sería la Unidad -el campus- número 13 del Sistema TEC DE MONTERREY gracias al apoyo de cientos de empresarios, Padres de familia y de los propios medios de información, pero con el respaldo de Don Fernando, rector del Sistema; el Doctor César Morales, Vicerrector de la zona Sur y, nuestro primer director, Jaime Fuentes.

En esas épocas, las visitas de Don Fernando, con su inseparable esposa, eran verdaderos acontecimientos para la comunidad TEC.

Ella, Laurita, admiraba la vegetación de la región y manifestaba su impresión de ver tanto verde, además de que le encantaban las gardenias, de las cuales siempre se llevaba un arreglo.

Don Fernando, por su parte, nos comentaba:
-Es tan rica la tierra veracruzana que hasta flores se dan en los cables de teléfono, señalándonos en las calles de Córdoba y la carretera a Veracruz, donde tomaban el avión para regresar a Monterrey.

Él, al visitarnos, fue siempre sencillo… y cuidadoso. Cuando un reportero se le acercaba a una entrevista sobre el campus central de Veracruz, decía:
-“Pregúntenle a los consejeros de aquí. Yo sólo soy un invitado”.

Una vez lo visité en Monterrey, sin cita, por no tener previsto ese viaje y pensando que no lograría verlo, por sus ocupaciones, me sorprendió que amablemente hiciera un espacio en su agenda para atenderme.

Platicamos de la Unidad en Córdoba y, después de un rato me preguntó:
-¿Cómo te fue en calificaciones cuando estudiaste aquí?
Yo, un poco extrañado de la pregunta, le dije que más o menos bien.
Y levantándose y dirigiéndose a un mueble con varios cajones, extrajo un fólder. Yo seguía confundido…y entonces me enseñó unas boletas…
-Estas son las calificaciones de tu padre, cuando yo le di clases.
¡Tenía guardadas TODAS las boletas de los que habían sido sus alumnos en Monterrey! Y ya tenía 30 años que mi Papá se había recibido del TEC DE MONTERREY.

Ya han pasado largos años de eso…

Aquí, en Córdoba, por los casi 800 profesionistas egresados, mas los titulados de prepa, maestría y Doctorado, y por los empleos que ofrece el campus, estamos en deuda con Don Fernando y Laurita.

Y aunque su nombre está grabado en nuestros corazones, debe estar grabado en piedra permanentemente.

El SISTEMA TECNOLÓGICO DE MONTERREY ha continuado su expansión y consolidación, primero bajo el Liderazgo de Don Eugenio Garza Lagüera, ahora con Don Lorenzo Zambrano, como Presidente, y de Rafael Rangel, como Rector.

El TEC cuenta con 32 campus universitarios en México, aparte de otros centros como el TEC MILENIO; la UNIVERSIDAD VIRTUAL; las SEDES en México y otros países; los CENTROS COMUNITARIOS DE APRENDIZAJE (CCA) y, recientemente, los IDESS (Institutos de desarrollo social sustentable), del cual ya tenemos uno en Cuichapa, Veracruz, con el nombre de “Doña Juanita Jácome de Zúñiga”, gracias al apoyo de nuestro consejero fundador el Ing. Humberto Zúñiga Jácome.

La historia del Tec de Monterrey es una historia de Éxito. Relatarla aquí sería poco más que imposible y ocioso, pues por sus frutos se le conoce. Pero, hablar de Don Fernando y Laurita, además de que merecido lo tienen, es todo un placer poder hacerlo.

Actualmente viven en Torreón, Coahuila. Nos comunicamos por correo electrónico y, eventualmente-no tan seguido como quisiera- nos ponemos en contacto por teléfono y charlamos como si los tres estuviéramos en el mismo aparato telefónico, y viviéramos todo, otra vez.

Y, mientras, el árbol del TEC de MONTERREY, cubre casi toda América Latina y muchas partes del viejo continente y Asia, mostrando sus frutos, que son el resultado de muchas personas pero, especialmente, de estos dos personajes, que parecen uno sólo.

Laurita me dice, después de una larga conversación telefónica, que les llega la hora de su “copita de vino” como aperitivo y de escuchar una buena música, que les llena el espíritu. Ya busca estar cerca de su Fer.

Y se despide de mí, a nombre de los dos, al decirme:
-“Gracias por llamarnos, Tocayo… de mi marido”, demostrando así que Fernando y Laura siempre, pero siempre, serán también uno.

Laurita. Don Fernando. Como usted dice: “Genio y Figura… “

¡Se les quiere mucho!


(Anexo una edición del boletin del ITESM del 19 de Febrero de 2006)

Al celebrarse, en Monterrey, la XXI REUNIÓN ANUAL DE CONSEJEROS DEL SISTEMA ITESM, se develó una placa en reconocimiento a la labor de Don Fernando.

“Muchas personas han pasado por el Tecnológico de Monterrey y han dejado su vida, pero hoy estamos reconociendo al ingeniero Fernando García Roel, por los valores que nos transmitió, su espíritu emprendedor y liderazgo” señaló el doctor Rafael Rangel Sostmann, rector del Tecnológico de Monterrey.

“El día de hoy, el Tecnológico de Monterrey es la suma de decisiones que se han tomado” subrayó el doctor Rangel Sostmann, “una decisión importante era llevar la experiencia del Tecnológico de Monterrey fuera de Monterrey, así, el ingeniero García Roel lo llevó y promovió por muchas ciudades”.

Como parte del homenaje, se develó una placa conmemorativa por su dedicación en el Tecnológico de Monterrey y, a petición de egresados y gracias al apoyo del alcalde de Monterrey, la calle antes llamada Ricardo Covarrubias pasará a llamarse Fernando García Roel.

El ingeniero Ramón de la Peña Manrique, ex rector del Campus Monterrey, destacó que dicho reconocimiento “no era solamente bien merecido, sino necesario. Yo creo que el ingeniero García Roel es una de las personas que realmente hizo y transformó al Tecnológico de Monterrey en lo que hoy es”.

El ingeniero Fernando García Roel nació en agosto de 1921 , estudió la carrera de Ingeniero Químico en la Universidad Nacional Autónoma de México y obtuvo una maestría en Ciencias en la Universidad de Wisconsin.

En el año de 1945 llegó a Monterrey para desempeñarse como profesor de matemáticas; posteriormente, en 1960 asumió la rectoría del Tecnológico de Monterrey, cuando su impacto se centraba a la ciudad de Monterrey.

La gente que le conoció destacó que su personalidad incluía algunos rasgos, tales como decidido, honrado, organizado, exigente, firme y leal; a lo largo de su trayectoria él pudo combinar éxitos profesionales con su vida familiar.

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